jueves, 16 de julio de 2009

Abril…




Abril…

He pasado un
día más
sin verte…

Aquí en la merma
de los minutos infestados
en fantasmas coloidales…

Ya no recuerdo
el día, ni la noche
en que iniciamos

Este idilio…

Idilio de locura interminable,
tu robándome la sangre
y yo robándote la ira…

Y es que ha pasado tanto
tiempo desde que te vi
por primera vez…

Clara, intacta y sonriente:
tu mirada era furtiva,
bañada en griteríos

Y grietas matinales….

Afanes y utopías
que iban y venían
con el paso enloquecido…

Eran los tiempos del saber;
del querer saberlo todo,
de la alegría y la nostalgia…

De las bombas y la piedras
del discurso y la memoria,
la conquista, el amor
y el desamor…

Eran los tiempos de abril,
expropiándonos la noche
en desvelos renovados y de antaño…

Tertulias inmortales e infinitas…

Una bella noche
nos llego la ausencia
de las voces y la lejanía
de los pasos…

El silencio era infinito:
ya todos se había ido
((((y nos acercamos por primera vez)))
hacia los jirones prohibidos…

Lo recuerdo ahora tal si fuera ayer:

La calle era vacía…
la lluvia interminable,
con chasquidos incesantes
invitándonos al beso…

del pecado inolvidable…

Tus manos con la mía
jugando a construir
castillos en el aire…

El filo de mis besos
cortándote
los labios…

Tus botones caídos
en la desnudez
de la noche…

Mis labios descubriendo
por primera vez
Cada milimetro de tu piel…

Y la yema de tus dedos
desvistiendo mi alma
en una danza infernal…

Arrebatos de locura,
Olas altas y bajas;
fuertes y raudales
como el río amazonas…

Yo sumergiéndome
en la rosa de tu ser,
perdido en las fauces
oscuras del delirio y el averno…

Tus caderas oscilantes
inundando mí codicia
en un viraje hacia el nirvana…

Nuestros cuerpos rendidos
en una noche indescriptible
perdidos en el tiempo y el espacio

De aquel día impredecible…

Erick Braga.
Puerto Maldonado, 02 de Mayo del 2009.